Por: PROGRAMA
ANDINO DE SOBERANÍA ALIMENTARIA
¿Qué es la investigación acción
participativa (IAP)?
La IAP es una opción metodológica a la que
recurren los científicos sociales y naturales que han reflexionado sobre las
limitaciones de la investigación académica. La IAP no es la última moda en las
corrientes de pensamiento ni un conjunto de técnicas o herramientas que generan
datos o información rápida en beneficio de las estructuras convencionales del
conocimiento. La IAP es un enfoque que encara el desafío de generar
conocimiento con los actores sociales de una realidad para que ellos asuman el
poder de transformarla creativamente.
Decir que la IAP es una
opción metodológica supone que los investigadores reflexionen y tengan una
posición personal respecto al poder, centrando la atención en la práctica
participativa de las poblaciones marginalizadas. Implica también que entiendan
el desarrollo como procesos endógenos, formulados y conducidos por los grupos
de base. Otro punto central de la IAP es que los investigadores perciban que
conocer la realidad es un espacio de aprendizaje en el que dialogan el conocimiento
popular y el científico partiendo del presupuesto ético que ambos son
igualmente válidos y valiosos.
El proceso de reflexión que
incentiva a los investigadores a desmitificar los conceptos y métodos de la
investigación convencional (positivista, académica, cuantitativa) se conoce
como cambio de paradigma. Se trata de una actitud personal y profesional que
permite a los científicos visualizar la comprensión de la realidad integrando
en un solo enfoque la investigación (tecnológica, social) el trabajo educativo
y la acción transformadora conjunta.
La
IAP es un enfoque integral
Mal podríamos denominar como
IAP a un trabajo de acumulación de datos o de información producto de un
interrogatorio, o encuesta a la población que la coloca en calidad de objeto,
de informantes. Igualmente, si no media una propuesta educativa emancipadora
que facilite la elaboración de los contenidos en propuestas de acción para
resolver los problemas o construir las visiones de la población en forma
conjunta estaríamos distorsionando la esencia de la IAP que plantea la relación
entre el conocimiento y poder como una fuerza vital que transforma la realidad
en beneficio de los pobladores rurales
Antecedentes
de la Investigación Acción Participativa
En la IAP confluyen una serie
de corrientes de pensamiento científico social cuya preocupación común es que
el conocimiento que posee la gente que vive una realidad concreta se convierta
en la fuerza motriz de transformaciones individuales y colectivas, materiales y
culturales. Ellas coinciden que mediante la interacción de igual a igual, entre
sujetos (los investigadores y la población) se forja una idea más clara sobre
las maneras de mejorar la calidad de vida, siendo los pobladores quienes toman
en sus manos la dirección y la conducción de ese proceso.
Son muchos los personajes
que han contribuido y que enriquecen en la actualidad la IAP. Por ejemplo, en
los años 40, Kurt Lewin, un sicólogo social judío alemán emigrado en los
Estados Unidos, salió del consultorio privado y poniendo su conocimiento al
servicio de procesos de democratización en el medio urbano sentó los
fundamentos de la IAP. Más adelante en los años 50 nos encontramos con
sociólogos como Antonio Dos Santos, André G. Frank, Samir Amin, entre otros,
quienes elaboraron teóricamente la práctica del poder en diferentes contextos.
El educador brasileño Paulo Freiré aportó desde los años 60 con la idea que la
teoría y la práctica liberadoras germinan en cada ser humano mediante procesos
de concientización. En esa misma década, Gerrit Huizer, antropólogo holandés,
planteaba la participación popular a partir de la democratización interna de
los organismos de desarrollo.
Desde los años 70, la IAP
toma un cariz más participativo y político desde la práctica social de las
poblaciones. Orlando Fals Borda, sociólogo colombiano, Rodríguez Brandao,
antropólogo brasileño entre otros científicos sociales de Canadá, USA, Suiza,
Inglaterra, India, Australia, es decir tanto del norte como del sur, vienen
ampliando y enriqueciendo la teoría y la práctica de la investigación acción
participativa (IAP). Es importante notar la larga trayectoria de la IAP y
profundizar las premisas conceptuales y metodológicas de las disciplinas que la
nutren pues de esta manera adoptaremos esta opción de investigación con mayor
convicción y no solo como una moda metodológica. También queda claro que la IAP
es un enfoque que nace de las ciencias sociales “críticas” del norte y del sur
nutrido por la creatividad de las resistencias populares frente al abuso.
IAP un
enfoque en proceso
Los investigadores que optan
por la IAP no solo son meros usuarios del repertorio de técnicas participativas
sino que forman parte de un movimiento de investigadores-activistas. Ellos
debaten permanentemente sus experiencias para profundizar con base empírica la
construcción teórica de temas como el rol del investigador, la naturaleza de la
participación, el conocimiento popular/ local, la autonomía, la visión de
desarrollo.
Al
comienzo y al final: una reflexión sobre nuestros valores, roles.
¿Cómo interactuamos frente a
nuestros interlocutores campesinos? ¿Nos consideramos agentes/ promotores de
cambio? expertos? catalizadores de procesos endógenos? desarrollistas
alternativos? ideólogos o activistas, militantes participativos?
Seguramente que en la vida
real tenemos más de uno de estos roles de acuerdo a las circunstancias pues
forman parte del repertorio de posibilidades que nos ofrece el enfoque
participativo. En los últimos años he venido leyendo, observando en mi misma y
en otras personas ciertos procesos de transformación personal que quisiera
compartir como una forma de reflexión sobre el trabajo participativo. Veo que
las experiencias participativas nos sensibilizan por la cultura y la historia
de la gente local. Escuchar los argumentos, historias de vida, los recuerdos de
cada persona como un universo de riqueza y complejidad despiertan en mí un
sentido de admiración. Me inspiran confianza la persistencia con que los
campesinos de las comunidades andinas, de Honduras, de Colombia, Brasil, o los
Ngobe de Panamá, y los Mapuche de Chile recrean sus identidades en estos
tiempos de la modernidad agresiva y globalizante. Me producen una profunda
fuente de inspiración que a pesar de que vienen siendo intervenidos por
distintos tipos de proyectos de desarrollo, esquemas organizativos, tentados
por créditos y fondos, investigados con diferentes metodologías ellos no
pierden de vista sus utopías propias, sus sueños comunes.
Aprendo de ellos a resistir
la seducción de la economización de la vida y comienzo a descubrir que mi vida
así como la de ellos tiene más valor cuando lo espiritual, la creatividad e
inteligencia emotiva, movilizan nuestras acciones conjuntas. No me desanimo
fácilmente por las condiciones materiales. Estoy aprendiendo que la peor
pobreza es cuando se pierde el sentimiento que las relaciones humanas y con la
naturaleza son sagradas. O cuando se pierde la capacidad de relacionarse por
decisión propia, cuando ya no se puede escuchar ni compartir con otras
personas.
El enfoque participativo
supone transformaciones interiores y externas ambas tienen implicaciones éticas
y epistemológicas. Uno va cambiando conforme va conociendo lo desconocido,
siempre y cuando sea una búsqueda abierta sin finalidades o resultados
prefijados. Ocurre que tanto las transformaciones interiores y externas tienen
impacto en la vida de uno y nos solidariza con otros que tienen semejante
vivencias. Creo que un ideal participativo podría ser que las transformaciones
interiores nos lleven a desarrollar nuestras capacidades de aprendizaje
intersubjetivo, de escuchar con sensibilidad, de relacionarse con libertad, al
florecimiento de la conciencia crítica en cada uno de nosotros. Sin embargo quisiera
subrayar que estas transformaciones no son ningún intento de uniformizar
cualidades ni valores sino una responsabilidad de liberarnos del pensamiento
colonial dominante que manipula nuestras mentes. Que de esta manera podamos
sustentar el respeto a la diversidad de las posibilidades de respuestas
humanas.
Dialogo
de Saberes
Los temas de la red de
sabios contienen serios desafíos. La mayor parte de los peces nativos del Lago
Titicaca están sufriendo el efecto de la voracidad de las truchas y sardinas
introducidas por las empresas pesqueras así como de la contaminación del agua
causada por la industria. En el campo, las variedades de papa híbridas
incrementan y van desplazando a las nativas, lo mismo sucede con el maíz
sagrado. En cuanto a las llamas y alpacas la variedad de colores de la lana y
la calidad de carne están fuertemente afectadas por los tratamientos químicos
que impone la oficialidad sanitaria.
Solamente la ciencia, o el
conocimiento de los sabios encaran la realidad de crear una nueva agenda de
investigación y acción para resolver estos desafíos. Esta nacerá de una
relación de igual a igual entre los dos sistemas de conocimiento que tendrá
como proceso el diálogo intercultural.
En este proceso de diálogo
intervienen creativamente: Los sabios y sabias; Los facilitadores; Los
organizadores; Los Videastas; y Los científicos.
Fuente: http://pasandes.net/node/13
Reciban un cordial saludo, me parece muy acertada su investigación y los palnetamientos que se refieren a la investigación acción-participación, quisiera saber si tiene un esquema para dicha investigación...gracias....
ResponderEliminar